La patología degenerativa en la rodilla es una de las causas más comunes de dolor y limitación funcional, especialmente en adultos mayores. Esta categoría incluye diversas afecciones que resultan del desgaste progresivo de los componentes de la articulación de la rodilla, siendo la artrosis de rodilla la más frecuente. La artrosis, también conocida como osteoartritis, ocurre cuando el cartílago que recubre los extremos de los huesos se degenera, provocando fricción entre los huesos, dolor, rigidez y pérdida de movilidad.
Otra condición degenerativa común en la rodilla es la condromalacia rotuliana, que implica el ablandamiento y deterioro del cartílago en la parte posterior de la rótula. Este trastorno puede causar dolor en la parte frontal de la rodilla, especialmente al subir o bajar escaleras, agacharse o estar sentado durante mucho tiempo.
Los factores de riesgo para desarrollar patologías degenerativas en la rodilla incluyen la edad, el sobrepeso, lesiones previas, deformidades en las piernas como el genu varo o genu valgo, y actividades que implican un uso excesivo de la articulación. A medida que el cartílago se desgasta, los huesos pueden desarrollar espolones óseos y la articulación puede inflamarse, empeorando los síntomas y dificultando la realización de actividades cotidianas.
El tratamiento de estas patologías suele comenzar con medidas conservadoras, como la fisioterapia, pérdida de peso, el uso de analgésicos y antiinflamatorios, y el uso de ortesis. En casos más avanzados, pueden considerarse inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico o corticoides para aliviar el dolor y mejorar la función articular. Cuando los tratamientos conservadores no proporcionan el alivio adecuado, la cirugía puede ser necesaria, incluyendo procedimientos como la osteotomía, la artroscopia o, en casos graves, la reemplazo total de rodilla (artroplastia).
Un diagnóstico temprano y un manejo adecuado son esenciales para ralentizar el progreso de la patología degenerativa en la rodilla y mantener la calidad de vida del paciente. Mantener un estilo de vida saludable, con ejercicio regular y control del peso, puede ayudar a prevenir o retrasar la aparición de estas condiciones.