Las fracturas en la rodilla son lesiones serias que pueden afectar la integridad de esta importante articulación, limitando severamente la movilidad y funcionalidad de la pierna. La rodilla está compuesta por tres huesos principales: el fémur (hueso del muslo), la tibia (hueso de la pierna) y la rótula (hueso frontal de la rodilla). Cualquiera de estos huesos puede fracturarse a consecuencia de un traumatismo directo, como un accidente de tráfico, una caída desde altura, o lesiones deportivas de alto impacto.
Entre las fracturas más comunes se encuentran las fracturas de la rótula, que suelen ocurrir por un impacto directo en la parte frontal de la rodilla. Este tipo de fractura puede hacer que la rótula se rompa en varios fragmentos, dificultando la extensión de la pierna. También son frecuentes las fracturas de la meseta tibial, que afectan la parte superior de la tibia, donde se articula con el fémur. Estas fracturas son especialmente preocupantes porque pueden dañar el cartílago articular y llevar a una artrosis postraumática si no se tratan adecuadamente.
Los síntomas de una fractura en la rodilla incluyen dolor intenso, hinchazón, incapacidad para soportar peso sobre la pierna afectada, deformidad visible, y en algunos casos, la incapacidad de mover la rodilla. El diagnóstico se realiza mediante una evaluación clínica seguida de estudios de imagen como radiografías o tomografías computarizadas para determinar la ubicación y el tipo de fractura.
El tratamiento de las fracturas de rodilla varía según la gravedad de la fractura. Las fracturas menos graves pueden tratarse con inmovilización y fisioterapia para restaurar la función. Sin embargo, las fracturas más complejas suelen requerir cirugía, que puede incluir la fijación interna con tornillos y placas, o en casos graves, reconstrucción de la articulación. Posteriormente, la rehabilitación es esencial para recuperar la fuerza y la movilidad de la rodilla, y para minimizar el riesgo de complicaciones a largo plazo.
Es fundamental buscar atención médica inmediata ante cualquier sospecha de fractura en la rodilla, ya que un tratamiento rápido y adecuado es clave para una recuperación exitosa y para evitar complicaciones como la rigidez articular o el desarrollo de artrosis.