Fracturas de Pie y Tobillo

Las fracturas de pie y tobillo son lesiones comunes que pueden ocurrir debido a caídas, impactos directos, accidentes deportivos o accidentes de tráfico. Estas fracturas varían en gravedad, desde fisuras leves hasta fracturas complejas que afectan múltiples huesos y requieren cirugía para su tratamiento. Las zonas más frecuentemente afectadas incluyen los huesos del metatarso, el calcáneo (hueso del talón), el astrágalo, y los maléolos del tobillo.

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Una de las fracturas más comunes en el pie es la fractura del quinto metatarsiano, ubicada en el borde externo del pie, que puede ocurrir por un mal giro o un impacto directo. Otra fractura significativa es la del calcáneo, que suele ser el resultado de caídas desde una altura considerable, y puede afectar la capacidad de soportar peso, requiriendo a menudo intervención quirúrgica. Las fracturas del tobillo son particularmente comunes y pueden implicar uno o más de los tres maléolos (medial, lateral y posterior). Dependiendo de la severidad, estas fracturas pueden ser tratadas con inmovilización o pueden necesitar cirugía para realinear y estabilizar los huesos.

Los síntomas típicos de una fractura en el pie o tobillo incluyen dolor intenso, hinchazón, moretones, incapacidad para caminar o soportar peso, y deformidad visible en casos severos. El diagnóstico se realiza mediante una evaluación clínica seguida de estudios de imagen, como radiografías, tomografía computarizada o resonancia magnética, para determinar la extensión y el tipo de fractura.

El tratamiento de las fracturas de pie y tobillo puede variar según el tipo y la gravedad de la fractura. Las opciones incluyen inmovilización con yeso o férulas, reposo, elevación y hielo para reducir la hinchazón, y en casos más graves, cirugía para estabilizar los huesos con placas, tornillos o clavos. La rehabilitación es esencial después del tratamiento para restaurar la movilidad, fortalecer los músculos y prevenir futuras lesiones.

Es crucial buscar atención médica inmediata ante cualquier sospecha de fractura en el pie o tobillo, ya que un tratamiento adecuado es fundamental para una recuperación completa y para evitar complicaciones a largo plazo, como la artrosis postraumática.